Había una vez un senador en Argentina llamado Edgardo Kueider que fue preso en Paraguay intentando ingresar muchísimo dinero desde Argentina, no declarado, es decir, como popularmente llamamos «en negro».

Negro, negro y oscuro panorama de la política vernácula. Pasan los años, en 2001 gritábamos «que se vayan todos» y no era solo que se vayan los políticos, sino la forma de hacer política, siempre al borde del delito.

¿No les da escalofríos cuando leen y escuchan «Honorable Cámara de Senadores»? y sigue el razonamiento: qué tendrá de honorable? Son honorables los senadores? Al menos Kueider no, y hay otros, pero no estamos con tanto tiempo.

Su veloz expulsión del Senado es una buena señal. Pero nos seguimos preguntando. En Argentina, cuánto dinero «en negro» se maneja? escuchamos: cobro «en sobre», cobro «de viáticos», cobro «por fuera de recibo». Por el costado del sistema. Los millones y millones de dólares que ingresan al sistema con los blanqueos de Macri, de Milei, qué nos dicen? cuando ingresan al sistema todos felices, pero no debatimos por qué estaban fuera del sistema? o cómo llegaron a estarlo? la legalidad coqueteando con el delito.

Los kueider abundan por todos lados, los chantas, los malvados, los ladrones, los delincuentes y criminales. La justicia seguirá investigando, ojalá paguen los que deban pagar, sin importar colores políticos ni fueros. La muerte política de Kuider ya es un hecho, como lo es la de Alberto Fernández. Ficha limpia, sería un paso adelante. «Ad honorem, que demuestren amor a la Patria»… un deseo de mi amigo Beto Ciurca.

Mientras la basura flota en el río, las mareas de buena gente resisten bajo todas las lunas. Y así, mientras Kueider intentaba ingresar en Paraguay, una enfermera encontraba una esquiva vena en el brazo anciano de una señora, un cardiólogo daba en la tecla con una medicación salvando una vida, un abogado hacía justicia ante las injusticias, un ingeniero reducía los riesgos de un viejo puente, un vendedor ambulante regalaba sus tres alfajores finales, y en la heladería, a un pibe que no podía pagar el vasito más barato, se lo daban «con yapa».

¿quiénes son los honorables?

Marcelo M.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *