Los Carnavales son, fueron y serán una tradición cultural e histórica cuya celebración aporta altas dosis de felicidad social a una comunidad cada vez más agobiada por la realidad que le toca vivir. Una oportunidad de reunión masiva que no es para protestar o pelear por algo, es para disfrutar en familia del colorido, de la música, de la diversión a los cuatro vientos. Esta vez olvidando el oscuro pasado reciente signado por un Covid que nos marginó a nuestras casas. La pandemia nos privó de la socialización tal como la conocíamos, y es momento de ir recuperando los terrenos perdidos.
Los carnavales vienen a pegarle un empujón a la pandemia y sus requisitos. La sonrisa viene a despejar el espíritu tan vapuleado por la política que nada resuelve, por la economía que siempre preocupa, y por la pandemia que encarcela con distanciamiento sanitario.
Los chicos correrán de un lugar para otro a gran velocidad, en batallas siderales de nieve tibia. Los adultos volverán a la infancia para despojar los aerosoles de nieve a los más chicos, y mojar sin piedad al cuñado con cara de pocos amigos, o a la suegra quejosa. Las batucadas en vivo y las murgas darán nuevamente calor y color a la fiesta. Hermosa vivencia que se avecina, de las más lindas que podemos vivir ante una vida que, desde lo social, se empecina en complicarnos la existencia. El fútbol, los recitales de música, las peñas folcloricas, y paremos de contar a la hora de generar alegría al pueblo.
Estarán vecinos de otras localidades, viajando por las rutas a San Vicente, para disfrutar de los carnavales. Estarán bailarines de todas partes raspando las calles a pura música de percusión y vientos. Estarán los encuentros entre vecinas y vecinos, que se verán con un halo de fraternidad. Excelente noticia que vuelvan los carnavales a San Vicente. Estaremos obligados a cubrir el evento, y por qué no… tirarle un poco de nieve tibia a nuestro querido Beto Ciurca, así recuerda viejas épocas.
Por MM.
